De los mejores campos de la península proviene nuestra patata, de la variedad agria. Cultivada con la experiencia de nuestros agricultores con los que llevamos trabajando más de 30 años.
Las patatas son almacenadas en nuestras instalaciones en las condiciones idóneas para su conservación a la espera de iniciar su proceso de elaboración.
La elaboración comienza con el pelado. Posteriormente se eliminan los ojos, dejándola sin impurezas lista para su lavado.
Las patatas se cortan en lonchas para que tengan el grosor adecuado y consigan el máximo sabor y textura crujiente.
Las lonchas caen en una cinta que las traslada hacia la freidora y en su camino acaban de perder el exceso de agua que puedan acumular.
En este proceso las patatas se fríen durante un tiempo estimado y durante el mismo se remueven manualmente de forma constante para garantizar la uniformidad y máxima calidad del producto final.
Esta fase permite a la patata desprender el posible exceso de aceite de la fritura y prepararla para su posterior salado.
Una vez fritas nuestras patatas son aderezadas con el punto óptimo de sal que les aportará el complemento perfecto para su delicioso sabor.
Fritas y saladas, las patatas necesitarán bajar temperatura antes de seguir con su proceso, por ello permanecerán un tiempo reposando para su enfriado.
Nuestras mejores manos se encargarán de seleccionar y eliminar aquellas patatas que no cumplan con los exigentes estándares de calidad marcados por Torres.
Terminado su proceso de elaboración, listas ya para su consumo se embolsarán según el packaging que marque su variedad.
Finalmente se colocarán en sus correspondientes cajas, listas para salir al mercado.